Baptisterio

Fuente bautismal

En el centro del edificio se  halla el fuente bautismal, el sitio donde se asigna el sacramento del Bautismo, y con el cual empieza el camino en la fe cristiana. La tina sirve en efecto para contener el agua santificada por el Espíritu Santo gracias a la cual los cristianos se converten en hijo adoptivos de Diós. En el día que se presentó enfrente de Juán Bautista para bautizarse, Jesús, Hijo de Diós, inmergiéndose en el agua del río Jordán, confirmó la voluntad de entrar en la pobreza de la condición humana, abriendo a los hombres el camino para la divinidad.

La estructura del fuente, realizado entre el  1416 y el 1434,  es hexagonal por la intención de recordar los seis días de la ‘creación’ divina, puesto que el Bautismo hace del fiel “una criatura nueva’. La base, compuesta por dos peldaños de marmol, presenta inscripciones traídas por los Evangélios, relativas al Bautismo de Juán Bautista y al cristiano. En las esquinas de la tina se hallan las estatuas que personifican la tres Virtudes cardenales (Justicia, Prudencia, Fortaleza) y las tres Virtudes teologales, don del Espíritu Santo (Fe, Esperanza, Caridad). Entre ellas se hallan las maravillosas losas que representan los momentos más importantes de la vida de San Juán Bautista.

Encima de la tina se halla el nicho del Crisma, donde se cuidan los Santos Oléos con lo cuales se hacen las unciones conclusivas del rito bautismal. En los nichos exteriores se hallan cinco estatuas de profetas puesto que Juán se reputa el último de los profetas que anunciaron la llegada del Mesias; por ésto encima de la fuente sobresale la imagen bronceada del Bautista.

A la realización de esta obra maestra del primer Renacimiento participaron, entre  otros, artistas importantes de la época: Donatello, Lorenzo Ghiberti e Jacopo della Quercia.