El altar, punto de encuentro de todas las iglesias cristianas y de la atenciόn de los fieles, viene consagrado cuando se unta con el Sacro Crisma, que lo transforma en símbolo de Cristo, piedra angular puesta intencionalmente por Dios como fundamento de la Jerusalén Divina. Su forma recuerda la mesa de la Ultima Cena, que marcό la instituciόn de la Eucaristía como la memoria de la Pasiόn, . . .