El hábito de las monjas agustinas, símbolo de pobreza, castidad, modestia y decoro, cambiaba en cada país y en cada monasterio pero usualmente era así: -una saya de lana negra ancha y estrecha a los lados, con un cinturón, cerrada hasta el cuello y larga hasta los pies -un escapulario de lana negra, que debía bajar enfrente y detrás -unas solapas de lino, ni encrespados ni transparentes, . . .