No se conoce con exactitud cuando llegaron a Siena después de haber dejado Tierra Santa, pero se supone que haya sido alrededor de la mitad del siglo XIII. Con la ayuda del Ayuntamiento, de las asociaciones de artes y oficios, de los ciudadanos ricos, ellos pudieron construir su iglesia y el monasterio donde los frailes, dedicados a la penitencia y a las oraciones, acogían a todos los que . . .